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Explicación: La crisis mundial del costo de vida

El costo de los alimentos, del combustible y fertilizantes aumenta rápidamente en todo el mundo debido a una serie de problemas catastróficos interrelacionados. Funcionarios de las Naciones Unidas califican la coyuntura como la «tormenta perfecta» y «la mayor crisis del costo de vida en una generación.« A principios de este año, los precios de los alimentos alcanzaron niveles récord, los más altos desde la década de 1990, cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) lanzó el Índice de Precios de Alimentos, una herramienta de seguimiento de los cambios mensuales en los precios internacionales de los cultivos alimentarios. El aumento de precios de los alimentos significa que menos personas pueden tener una dieta nutritiva, y como consecuencia, hasta 1.700 millones de personas podrían caer en la pobreza y el hambre.
Las personas que pasan hambre en la comunidad de Flores de Oriente, cerca de Tegucigalpa, hacen fila para recibir productos frescos y alimentos del Banco de Alimentos de Honduras. Los bancos de alimentos se han intensificado para satisfacer la mayor demanda de alimentos en medio de COVID-19 y el aumento de los precios de los alimentos. (Foto: The Global FoodBanking Network/Delmer Membreño)
Las personas que pasan hambre en la comunidad de Flores de Oriente, cerca de Tegucigalpa, hacen fila para recibir productos frescos y alimentos del Banco de Alimentos de Honduras. Los bancos de alimentos se han intensificado para satisfacer la mayor demanda de alimentos en medio de COVID-19 y el aumento de los precios de los alimentos. (Foto: The Global FoodBanking Network/Delmer Membreño)
¿Por qué estamos pasando por una crisis del costo de vida?
Varios factores contribuyen al aumento de precio de los alimentos, llevando a una crisis del costo de vida.
  • COVID: Debido a la pandemia de COVID-19, ha habido choques repentinos e inesperados tanto en la oferta como en la demanda de alimentos. El mundo recurrió en gran medida a estrategias de salud pública como el distanciamiento social, las cuarentenas y los encierros domiciliarios para aislar y reducir las infecciones, lo que al mismo tiempo redujo la capacidad de producir y entregar bienes y servicios. Al aumentar la demanda de alimentos, disminuía cada vez más la oferta debido al cierre de empresas y el desempleo.
  • Cambio climático: Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, el aumento de la frecuencia y la intensidad de los fenómenos climáticos extremos pone en peligro el rendimiento de los cultivos, llevando a más gente a situaciones de vulnerabilidad y reduciendo la seguridad alimentaria, especialmente en las regiones de media y baja latitud. El mismo informe señala que industrias como la agricultura y la acuacultura están atravesando dificultades para satisfacer la demanda.
  • Conflicto: La invasión rusa de Ucrania ha perturbado varias facetas de la cadena mundial de suministro de alimentos. Los dos países exportan el 30% del grano global, incluida la mitad del suministro de cereales del África del Norte y el Medio Oriente. Rusia es uno de los principales exportadores de fertilizantes y petróleo; ambos se han visto afectados por las sanciones, que dificultan el cultivo y el transporte de alimentos. El bloqueo de puertos ucranianos por parte de Rusia ha alterado aún más las cadenas de suministro.
El conflicto de Ucrania no es lo único que perturba la producción de alimentos y provoca el hambre: según los datos más recientes del Instituto de Investigación para la Paz, el número de conflictos armados activos en 2020 fue el más alto registrado desde 1945. El mundo podría padecer un incremento de los disturbios civiles debido a la rápida caída del nivel de vida. Estos factores se combinan para que el costo de los alimentos y de otros productos básicos sea prohibitivo para muchas personas, a pesar de haber suficientes alimentos para todo el mundo. Para el 2023 sin embargo, la disponibilidad de alimentos también podría convertirse en un grave problema en algunas partes del mundo.
¿Cómo se refleja esto en los índices globales de hambre?
La subida de precios no afecta a todos por igual. La gente con menores ingresos gasta en promedio un porcentaje mucho mayor en alimentos y combustible, y tiene menos probabilidades de tener ahorros o acceso a crédito y otras herramientas financieras para enfrentar momentos de adversidad. Según datos recientes del informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición (SOFI) de la FAO, entre 702 y 828 millones de personas padecieron hambre en 2021, lo que demuestra que «el mundo está retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.» El mundo no solo no va encaminado a cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (Hambre Cero) para 2030, sino que actualmente se proyecta que en ocho años enfrentará el mismo nivel de hambre que en 2015, cuando se adoptaron los ODS. Además, el número de personas que no tienen acceso a una dieta saludable aumentó en 112 millones alcanzando casi los 3.100 millones, una muestra directa de las repercusiones del aumento de los precios al consumidor de los alimentos. La cifra podría ser aún mayor cuando más datos estén disponibles.
¿Cómo responden los bancos de alimentos a la crisis?
Los bancos de alimentos, al ser organizaciones dirigidas por la comunidad y establecidas para enfrentar los problemas de hambre locales, ven las señales tempranas de alerta de las crisis y reaccionan con rapidez y eficiencia. En 2021, los miembros de la Red Mundial de Bancos de Alimentos asistieron a 39 millones de personas en 44 países, un aumento del 128% respecto a los niveles de servicio antes de COVID. Los bancos de alimentos distribuyeron, en promedio, un 57% más de alimentos y productos comestibles que el año anterior, pese a los problemas de abastecimiento causados por las fallas de las cadenas de suministro mencionadas y otros factores. La necesidad de ayuda alimentaria de emergencia debido a la subida de precios de los alimentos, según los miembros de la GFN en África, Asia y América Latina, continúa aumentando. Por ejemplo, el Banco de Alimentos Quito informa de un aumento del 50% en la demanda de servicios. Otro socio, la Red de Bancos de Alimentos de la India, indica que la cantidad de personas solicitando alimentos se ha duplicado recientemente. Scholars of Sustenance Indonesia ha visto casi cinco veces la demanda normal a causa de la crisis del costo de vida.
Los voluntarios entregan paquetes de alimentos y recipientes para almacenar agua a las personas que viven en Denpasar, Bali. Los bancos de alimentos han sido un salvavidas para las comunidades durante el COVID-19 y la crisis del costo de vida y más allá, proporcionando alimentos y suministros esenciales. (Foto: Scholars of Sustenance Indonesia)
Los voluntarios entregan paquetes de alimentos y recipientes para almacenar agua a las personas que viven en Denpasar, Bali. Los bancos de alimentos han sido un salvavidas para las comunidades durante el COVID-19 y la crisis del costo de vida y más allá, proporcionando alimentos y suministros esenciales. (Foto: Scholars of Sustenance Indonesia)
Al mismo tiempo, estos bancos de alimentos y otros de la Red, reportan una disminución de las donaciones de productos de hasta el 50%. De continuar estas tendencias, los bancos de alimentos tendrán menos donaciones para distribuir precisamente al mismo tiempo que más personas tratan de recibir sus servicios. Los bancos de alimentos se verán obligados a derivar sus presupuestos, en un momento en el que los fondos ya son escasos, para comprar alimentos o encontrar nuevos donantes; de otra manera no podrán satisfacer las necesidades de la comunidad. El sector privado y los gobiernos nacionales especialmente, deben reconocer el papel fundamental que siguen desempeñando los bancos de alimentos en las respuestas a esta crisis, aumentando su apoyo para evitar un retroceso en la capacidad de la comunidad para proporcionar ayuda alimentaria de emergencia. En los próximos meses y a futuro, los bancos de alimentos dirigidos localmente seguirán siendo parte integrante de la respuesta a la crisis del costo de vida, ofreciendo alimentos seguros y nutritivos a aquellos que padecen hambre y reforzando los sistemas de apoyo social en comunidades particularmente vulnerables. Una renovación de la inversión en bancos de alimentos ayudaría a mantener y aumentar niveles de servicio en un momento en que las comunidades más necesitan su apoyo.
Busque próximamente en este blog más información sobre la crisis del costo de vida desde la perspectiva de los bancos de alimentos miembros de GFN. Para un análisis más profundo de esta crisis, vea nuestra entrevista con el economista jefe de la FAO, Dr. Máximo Torero.